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Si vas a Tonga...


Corrupción es la acción y efecto de corromper (depravar, echar a perder, sobornar a alguien, pervertir, dañar). No es un invento novedoso. Tiene tantos años como Matusalén, que, según la Biblia, vivió 969 años. Los periódicos con larga historia poseen archivos de sus viejísimas ediciones… donde es posible repasar algunos hechos curiosos. Por ejemplo: sorprendente una noticia de hace 100 años, escondida en páginas interiores de un diario: “El carruaje del Presidente del Senado atropelló ayer de tarde a una niña. Apenas ocurrido el accidente, el cochero golpeó a los caballos para seguir su camino. El público, testigo del atropello, corrió el carruaje, hasta lograr detenerlo. Al acercarse la policía, el Señor Senador entregó su tarjeta a los oficiales y, sin más problemas, continuó su marcha. La niña, mientras tanto, fue trasladada a un hospital”.

¿Se imaginan que el auto del Presidente del Senado (de un país democrático) atropella hoy a una niña, intenta fugarse y se va nomás a su casa o de fiesta con solo corromper a la policía mostrando su tarjeta personal? Sería un tremendo escándalo y un festín de información de primera plana para los medios durante días y semanas.

Pero, allí no terminó la historia del Presidente del Senado... Pocos años más tarde fue elegido Presidente del Banco Nacional, nombrado por su amigo el Presidente de la República... hasta que un día, un periódico publicó:

"El Presidente del Banco desapareció misteriosamente, dejando sin dinero ni oro el tesoro nacional. Fue visto por última vez en el puerto, subiendo a un barco con dos señoras o señoritas. Con ellos, más de 25 baúles de pertenencias personales". ¿Dónde desembarcó? Dicen que en una isla de la Polinesia.

Otra noticia, de 1875, también originaria en un país latinoamericano, nos demuestra que la corrupción era moneda corriente en tiempos de damas de faldas largas y caballeros con sombreros de copa:

“El administrador del Hospital Militar huyó después de apoderarse de más de 10 millones de pesos. Consultado el Gobierno sobre este robo, ha dicho que ya ha perdido la cuenta de los empleados que han fugado con fondos públicos entregados en custodia. Un vocero del mismo Gobierno, agregó: Como se hayan llevado tantas mujeres como dinero, ya pueden poblar algunas islas de Oceanía”.

Alguna vez que viaje al reino de Tonga, unas islas paradisíacas, pregunte si vivió o vive aún algún descendiente de una rica familia latinoamericana. Si lo encuentra, es el heredero de aquel administrador del Hospital Militar… o del responsable de que un banco y un país terminaran en quiebra.

Hoy, la pregunta es: ¿Cómo reducir la corrupción?

Bueno, para milagros solo está Dios... y gracias a Dios que Dios no aspira a un cargo político.

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