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El que viste y calza

Para mi, es algo aburrido escribir sobre "el que viste y calza"... es decir, yo.

 

Soy Franco Caputi, de descendencia española e italiana, uruguayo de nacimiento y ciudadano seco (no mojado) de Gringolandia. O sea, estadounidense de pasaporte.

Empecé en el periodismo allá por 1969, con 17 años... el mismo día en que el hombre alunizó por primera vez. Mi bautismo fue en una radio de pequeña urbe colonial, como "informativista" (así llamaban a los que leían las noticias frente a un micrófono). Después pasé a la TV, en blanco y negro y en la época donde todo funcionaba "a golpes y porrazos". 

Me mudé de pueblo a ciudad... y de ciudad en ciudad... y de país en país... hasta que decubrí que lo mío era y es el periodismo escrito y no el bla-bla-bla. En los años 70 y 80, deambulé por diarios y revistas, tantos medios que ya ni recuerdo... El Día, El País y La Mañana, en Uruguay; La Opinión y Crónica, en Argentina; Ercilla, en Chile; Proceso e Impacto, en México; Últimas Noticias y El Mundo, en Venezuela; Manchete, en Brasil... etc., etc.

 

Ya en los años 90, en Venezuela fui Director de Bohemia, en su momento la revista política más importante de América Latina, nacida en Cuba por obra e ingenio de Miguel Ángel Quevedo. Y todo funcionó como reloj suizo hasta que aterrizó el inventor del Socialismo del Siglo 21, Hugo Chávez. Puse los pies en polvorosa porque preferí tranquilidad mental y espiritual antes de luchar con un escarbadiente contra un monstruo populista, con el que compartí entusiasmado las mismas ideas en días eleccionarios. Con aquel titular de El Huracán Hugo, inauguré sin saberlo un ciclo de rayos y centellas, donde nadie aún conoce el final.

Ahí en Bohemia, comencé a desarrollar el olfato para el humorismo socio-político, compartido con grandes periodistas de varias nacionalidades. Un estilo que abandoné para dedicarme a otras aristas del periodismo, desde el entrenimiento a los deportes. Hoy, más observador, menos aventurero y al borde de la cuarta edad, recupero esa capacidad (o incapacidad, según quien lo analice) de escribir de todo un poco. 

Fui reportero, cronista, columnista, titulista, investigador, traductor, profesor, editor... En fin, desde Hombre de Mundo –la primera publicación de la que fui director, desde EE.UU. para las Américas–, pasando por Bohemia, Haga Clic!, Vanidades, Ocean Drive, CNN, Don Balón, OK! y consultor de medios en América Latina, no he tenido tiempo para dorarme al sol ni cazar cocodrilos.

He sobrevivido a muchas experiencias periodísticas, tan emocionantes como cuando fui arrestado en Asunción de Paraguay por estar en el lugar equivocado: en la escena del asesinato del ex dictador de Nicaragua, Anastasio Somoza Debayle. Fui el primer periodista en llegar al "bombazo" que borró del mapa a "Tachito", en medio de mi Luna de Miel con Esther Nohemi, la esposa que me acompaña desde hace 38 años.

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Miembro de Global Editors Network (GEN).

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